Una vez mas,
Macri no estaba. Si bien sus asesores no dejan de recomendarle que cada tanto se pegue una vueltita por la ciudad de
Buenos Aires, el jefe de gobierno tiene una pésima puntería para las hechos luctuosos, de los que sólo sale con el apoyo de los medios. La
tragedia de Barracas plantea la necesidad de que los porteños comiencen a interrogarse acerca de un tema que podríamos calficar de fundamental:
¿Porqué persistimos (ellos)
en ocasionar -y acaso propiciar- hechos dolorosos cuando nuestro (de ellos)
querido Jefe de Gobierno se planta, deja de lado sus ocupaciones y se toma unos días junto a su familia en algún lugar alejado haciéndole creer a la ciudadanía de que está en funciones? Mientras arreciaban las apuestas acerca de dónde se hallaría esta vez el Jefe de Gobierno, cuál sería la localidad mas mencionada, el último tweet de
Mauricio Macri databa del pasado
28 de enero. Al momento en que estábamos escribiendo esta nota, reapareció,
ocho días después, por la red social del pajarito para presentar sus formales condolencias, que suponemos escritas por él mismo. Junto a él, sectores que reclaman la aparición de la
Presidenta y califican al gobierno nacional de "vacante", no hacían ninguna apreciación al respecto. Si bien miembros del
PRO no tenían la menor idea de dónde estaba, fuentes del partido
aseguraron que
Macri "estuvo todo el tiempo en Barracas", tal vez midiendo cuántas aulas-container podrían caber en el depósito incendiado. De todas maneras, sabemos como son estas cosas: un mínimo paseo por el lugar de la tragedia y un poco de aceitamiento mediático y todos creerán que hasta le cayó la pared cerca.
"No me importa que Macri esté o no esté en la ciudad. Me importa que TN y los demás canales me tranquiliza que digan que Macri efectivamente está en la ciudad", decía un comerciante cuyo local está cercano al lugar de los hechos. Demasiado amor de los progresistas, civilizados, cultos y maduros porteños por el idiota perfecto.
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