Una reprochable moda que surgió en las playas europeas y que sin duda amenaza con trasladarse al cono sur ni bien las temperaturas comiencen a aumentar. Se trata del tatuaje solar de chotas. Una práctica que tiene cada vez más adeptos y que merece el repudio de todos los sectores. Las víctimas suelen ser mujeres jóvenes que pasan horas tomando sol y, tras la habitual diversión nocturna, duermen prolongadas siestas en la playa. Es en ese momento en el que incalificables sujetos exponen al sol sus miembros viriles y proyectan en la anatomía de la víctima una sombra que al cabo de unas horas queda como marca solar, indeleble mientras dure el bronceado.
Las autoridades de los principales centros de veraneo de Europa han elevado el grado de alerta para evitar estas situaciones que a veces se realizan en medio de tantas personas, que es prácticamente indetectable. Para colmo, estos deleznables sujetos hacen que sus miembros dejen sus marcas en lugares y posiciones aún más ofensivas de lo que esta práctica ya representa. La legislación no tiene catalogado a este proceder como delito y en el peor de los casos, al que comete este ultraje se lo puede detener por exhibiciones obscenas durante algunas horas. Pero nada podría hacerse en el caso de ocurrir el hecho en una de las tantas playas nudistas que hay en el Viejo Continente. Algunas mujeres han denunciado que, dada la posición de la marca y su visibilidad, han tenido que regresar anticipadamente de sus vacaciones. Si bien algunos informes han citado que algunas marcas son "verdaderas obras de arte", aún no se han reportado víctimas masculinas de este abuso.
