Un reconocido participante de marchas anticuarentena se convirtió al comunismo tras comer una porción de ensalada rusa comprada en un comercio barrial. El episodio, del que se tuvo conocimiento hoy, sucedió el pasado domingo, cuando Rogelio Guerriero, de 72 años, almorzaba junto a su familia y se dispuso a comer una porción de la tradicional ensalada. En segundos, el rostro de Guerriero cambió y de su cuerpo comenzaron a aflorar vestimentas más propias de otras latitudes, mientras que balbuceaba palabras incomprensibles, al tiempo que comenzó a elogiar a Venezuela y a Cuba, a adherir a las asignaciones por hijo y por embarazo, el plan Procrear, el aborto, el matrimonio igualitario, la ley de medios y otras consignas comunistas. La familia acudió a un médico cercano, que atestiguó que el hombre hablaba en ruso, se hacía llamar Vasilli Grovichenko y escribía colocando las letras al revés. Guerriero o Grovichenko quedó internado en un nosocomio cercano, donde ha sido visitado por el embajador ruso, quien ofreció expedirle el correspondiente DNI del país de Putin y los médicos agotan sus conocimientos para poder hacer algo por él, mientras que su familia denunció al establecimiento donde compraron la ensalada rusa por "conductas abiertamente kirchneristas". Ante este caso, en días en que se debate si aplicarse la vacuna rusa o no, varios gobernadores e intendentes han emitido un alerta y llamado a sus ciudadanos a no consumir productos del país euroasiático: no jugar a la ruleta rusa, no mirar partidos de Boca con su técnico, Miguel Ángel Russo, ni escuchar al Ruso Verea, no subir a la montaña rusa, ni mirar películas con Vicente La misma, entre otras recomendaciones.
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