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El Corunio

Mar del Plata,
La ciudad, hoy:

sábado, 12 de octubre de 2019

Por la proliferación de templos evangélicos crece la desocupación de demonios exorcizados


Son una postal cada vez más frecuente en nuestra ciudad. Algunos piden dinero y algo de comida por las calles. Otros se plantan en los semáforos para lanzar fuego, hacer levitar algo o hacen rap en los colectivos, o lo que sea que les permita comprar un plato de comida. Son los demonios que han sido exorcizados en alguno de los cientos de rituales que cada semana se realizan en los templos evangelistas, y que además de extrañar a sus antiguos poseedores, con los que tal vez compartieron toda la vida, deben acostumbrarse a vivir en soledad.
Absalón tiene 4378 años y poseyó a miles de personas. El último se llamaba Enrique y era empleado de una casa de comidas. Enrique concurrió a una de las reuniones de la nueva iglesia evangélica que pusieron a la vuelta de su casa, y el pastor lo exorcizó. Absalón debió abandonar a Enrique y ahora subsiste como puede "Nadie quiere ser poseído por un demonio. No sé qué les pasa. Les prometo minas, dinero, pero no hay caso. Escupo fuego por la boca en los semáforos y con lo que me dan, compro algo para comer", aseguró.
Ramesis (5712) ha sido muy exitoso y tiene un larguísimo récord de posesiones que incluyen famosos y personajes notorios. Ha sido, también, altamente resistente a hechizos, exorcismos y otros conjuros. Hasta que un pastor novato lo hizo salir del clasemediero al que estaba poseyendo y al que le había hecho votar por Macri. "Me dejé llevar por sus gritos y lo ridículo de su acto. Se ve que el demonio que lo posee está muy bien entrenado. Pero cuando salí, ya no pude volver. Ahora paso hambre. La gente no es muy solidaria en esta ciudad".
Los demonios dicen que les cuesta reinsertarse en otra persona. "Hay mucho demonio poseyendo gente, y sobramos. Esa es la verdad", afirman. Algunos dicen que logran sobrevivir gracias a que hay pastores tramposos que fingen expulsarlos en sus ceremonias, y allí ellos tienen que aparecer y mostrar que escapan de algún pánfilo que así se cree liberado. Luego, sus ocasionales empleadores les acercan un poco de dinero, comida y algo caliente para refrescarse.
"Que la gente no se engañe", nos cuenta Abigacías (2759), "la desocupación entre los demonios ya alcanza casi un 25%. Pero eso no quiere decir que la gente sea más buena, sino que hay mucho demonio que circula entre la gente", y reclamó ayuda de parte del gobierno. "en definitiva, trabajamos para ellos, generamos la crisis y sostenemos el neoliberalismo, y ni siquiera nos ayudan a subsistir porque no quieren demoplaneros en su gobierno", concluyó.